Seguro que sí, puede que todavía no seas un seductor, pero estamos seguros de que eres una persona inteligente. Te hemos enseñado como ser un crack con las mujeres, y como seducirlas evitando meter la pata, incluso aunque la metieses, te hemos enseñado también como poder arreglarlo y salir airoso donde otros se vienen abajo, pero el éxito con las mujeres, también tiene una parte negativa, y es la de tener que elegir qué chicas tienes que desechar. Es curioso que el seductor tenga muchas similitudes con la forma de seducir de la mujer, es decir, cuando eres un seductor, tienes tantas mujeres al alcance de tu mano que te ves en la obligación de descartar a las que menos te gusten porque es físicamente imposible estar con todas, y aunque podrías intentarlo, te supondría un gasto brutal de tiempo, esfuerzo y dinero, que es difícil de gestionar durante demasiado tiempo. Como esto es algo nuevo para ellos, empiezan a quedar con una chica que conocieron el fin de semana tomando algo, pero salen de nuevo y ligan otra vez, y ya tienen que quedar con la chica del fin de semana anterior y la de este, y la lista puede seguir creciendo. Y durante unas semanas o meses te lo pasas en grande quedando con una chica el Lunes, teniendo sexo con otra el Miércoles, yendo al cine con otra el Jueves y durmiendo en cada de otra el Domingo, por fin has conseguido lo que siempre has querido tener.
Por que lograrás disfrutar más en tus citas.
Despertar emociones Crear conexiones Manejar la estrategia Si todavía no lo has descargado, puedes hacerlo desde aquí. En después de su publicación y éxito nos dimos cuenta que nos iba bastante bien con las mujeres, éramos la envidia de cualquier hombre, pero tuvimos que reconocer que nuestro juego telefónico no era todo lo bueno que podría ser. Compramos su libro por Internet y lo devoramos en un par de días. Era una ebriedad, triplicamos las citas que teníamos con mujeres.
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Lo conocí una de esas noches frías en las que sólo salen los dementes. O los amantes del sargeo, que viene a ser lo mismo. Lo hacían cada vez que viajaban.
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Cuando había doblete él era el cantante de uno y yo de otro, a no ser que sólo hubiera un evento. Entonces uníamos nuestras voces ante trescientos invitados, maleducados y borrachos en su mayoría. Al acabar la actuación y recogiendo cables, se acercaron tres invitadas para averiguar nuestros planes inmediatos. Y en eso siempre me ha llevado ventaja Fernando.
