Un libro que, aprovechando la veda abierta por Sin tetas no hay paraíso, tuvo su versión televisiva con la serie El cartel, emitida en Colombia por Canal Caracol y que también ha contado con el favor de las audiencias en otros países latinoamericanos. Ese libro, que mañana se publica en España con el título de Las muñecas de los narcos Aguilartambién tiene su exitosa versión televisiva con la serie Las muñecas de la mafia. Otra característica es su infidelidad congénita: Esa es casi una condición impregnada en el ADN del narcotraficante. Y también amantes: En mi infinita ignorancia me equivoqué ochenta mil veces, y esas ochenta mil veces yo pensaba que todas estaban conmigo porque de verdad me querían. No me querían, lo que querían era el dinero que tenía a manos llenas. Me creía Brad Pitt. Hay muchos casos de violencia física, psicológica y sexual. Las muñecas de los narcos nunca tienen un final feliz, sentencia Ferrand, su estancia en el paraíso del lujo es fugaz: Suben como palmas y bajan como cocos.
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Es algo intrínseco a nuestro sexo. Es algo biológico. Son cosas que algo a poco estamos descubriendo. Que los genes nos predestinan a una baremo que Calvino nunca imaginó, que los genes superan al horóscopo y a la bola de cristal, y que ninguna teoría de causalidad humana, freudiana, marxista o cristiana ha sido jamás tan precisa como ahora se revela el alfabeto genético. En los abriles 60, en Winnipeg, se le amputó su miembro viril a un angelito al que le había quedado el mismo dañado a causa de una circuncisión mal practicada. Ya puestos, intentaron convertir al niño en niña empleando cirugía y tratamientos hormonales. John, que así se llamaba el niño, pasó a llamarse Joan.
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Cuando una persona se suicida, la comunidad, los amigos y las comunidades sienten sus efectos. El suicidio ocurre cuando las personas se hacen daño a sí mismas con el propósito de terminar con su vida y, como resultado, fallecen. Un intento de haraquiri es cuando las personas se lastiman con el propósito de terminar con su vida, pero no mueren. Las personas de todos los géneros, edades y etnias pueden correr riesgo de suicidio. Aunque es importante tener en cuenta los factores de riesgo de suicidio, una persona que muestra signos de advertencia de querer quitarse la vida puede tener un mayor albur de correr peligro y necesitar atención inmediata. Los eventos estresantes de la vida como la pérdida de un ser querido, problemas legales o escaseces financieras y los factores estresantes interpersonales como vergüenza, acoso, intimidación, discriminación o problemas en las relaciones pueden contribuir al riesgo de suicidio. Los signos de advertencia de que alguien puede estar en riesgo inmediato de experimentar suicidarse incluyen: Hablar de querer boquear o desear matarse. Hablar de sentirse vacío o desesperado, o de no tener motivos para vivir.
