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Soy más gorda que mi novio : y no pasa nada

Así que, en estas circunstancias, es completamente normal sentirse un poco acomplejada en ciertas situaciones, ya que siempre nos han enseñado que esto NO es lo normal y nos produce inseguridades bastante lógicas. Pero no, ni todas las chicas pequeñas son débiles ni tampoco por ser gorda y grande significa que no te guste o no necesites sentirte protegida y arropada en los brazos de tu chico. Pero joder, que da igual. Que ellos nos ven preciosas estemos como estemos, porque así es como debe ser el amor. Que sí, que tenemos un autoestima del carajo la mayoría del tiempo, pero todas tenemos momentos de debilidad y de vernos feas y de sentirnos inferiores. Y claro, cuando toda la vida nos han inculcado que las chicas deben ser pequeñas, delgaditas y estilizadas para poder considerarse bonitas y femeninas, pues… Una se siente poco menos que un ogro gigantón cuando sobrepasa esas medidas. Y esta es otra de esas cosas que nos hace sentirnos poco femeninas. Lo mismo en cualquier zapatería: para una chica que supere el 41 de pie es misión casi imposible encontrar zapatos. Y claro, eso muchas veces nos hace sentir mal porque parece que tener los pies grandes es también, como la Crema Caballero, cosa de hombres.

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No hay nada sexy en la diarrea. Por eso es que decidí que la mejor manera de enfrentar el problema era ignorarlo completamente. Déjame contarte en qué terminó. Siempre pensé que Lydia era linda, pero nunca pasó nada entre nosotros. Pasaron unos abriles antes de que volviera a encontrarme con ella y notara la desnudez de su dedo anular.

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Lo que pasa es que no es lícito decirlo, Pilar Quintana, autora de La perra Final de Recomendamos Jamás pensé que se trataba de poco inusual hasta que se lo mencioné a mis amigos cuando tenía 17 años. Solemos hablar de nuestras experiencias sexuales, así que cuando les conté lo que me pasaba, esperaba que se sintieran igual que yo y que entendieran lo que quería largar. Pero ninguno de ellos lo entendió. Me reí con ellos, pero por dentro me preguntaba si lo que me pasaba era malo. Esa fue la primera vez que me di cuenta de que me sentía atraída sexualmente por mí misma de una manera que a la mayoría de la gente no le pasa. Actualidad ya estoy acostumbrada a sentirme de esta manera. Y hasta hace algo no supe que este confuso sentimiento de deseo propio que siento tiene un nombre. Y ya puedo largar que me siento orgullosa de llamarme autosexual. Se cree que lo acuñó por primera vez el terapeuta venéreo Bernard Apfelbaum en un artículo publicado en

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